Tomar una copa de vino es, más allá de un momento de deleite, un nexo cultural y social. Y, de hecho, el consumo de vino está ligado, según todos los estudios que van surgiendo en el sector, con ciertos momentos de encuentro social, reuniones con los amigos y la familia, eventos y celebraciones… Es decir, el consumo de vino nos vincula de una forma especial y, a diferencia de otras bebidas, representa una forma de compartir una experiencia sensorial única y diferente.
Pero no es menos cierto que las personas amantes del vino también disfrutan de cada experiencia enológica en soledad. Y, de hecho, no es poco común que haya consumidores que viven ese momento como una ocasión para relajarse, para desconectar del estrés diario e incluso reflexionar mientras paladean su vino, preferiblemente en casa.
Todos ellos son momentos enológicos. Momentos Campoameno en nuestro caso 😊. Y en cualquier caso, hay muchas formas de deleitarse con un vino [y si es Campoameno, mejor😉]
una copa de vino mientras cocinas
Sí. Somos muchos los que disfrutamos cocinando y, sobre todo, saboreando una copa de vino mientras preparamos esa comida casera o cena más o menos sofisticada. Cocinar es un momento placentero para muchos. Y tomar una copa de vino durante ese tiempo es una manera de reforzar ese instante enológico. Ese momento Campoameno que es aún mejor si se dilata un ratito. Sorbo a sorbo, mientras el plato está en su punto.
momento 'slow' con una copita de vino
Sí, está claro que a todos nos gusta acabar un día complicado relajándonos o tomarnos un respiro del estrés diario. Esa copa de vino -solo o en compañía- se convierte en un momento para desconectar, para bajar el ritmo y conectar con nuestros sentidos, con nuestros cuerpo.
Vivir ese momento ‘slow’, de silencio o reflexión, de paz interior… es importante. Y no porque tomemos una copa de vino lo es menos. Al contrario, le estamos dando un ‘plus’ de placer, que también es una emoción imprescindible.
en una comida familiar
¿Y qué nos decís de las comidas familiares? Es quizá el momento enológico por excelencia. Y de hecho los estudios del sector dicen que cuando más consumimos vino es los fines de semana en reuniones con amigos o familia (que, en muchos casos, es básicamente lo mismo). Por eso es otro momento Campoameno que nos encanta. Porque nos permite compartir una botella de vino con las personas que más queremos o apreciamos.
fiestas y eventos sociales y familiares
Fiestas, bodas, eventos… celebraciones en general. Todas ellas incluyen momentos donde el vino es protagonista. Bien para acompañar aperitivos, entrantes, segundos, postres. Bien para brindar, que es otra ocasión importantísima en la que tomamos esa copa de vino. Y no tiene por qué ser espumoso.
Y es que el brindis es casi un imprescindible en cualquier fiesta que se precie. Y, sin duda, está más ligada al vino que a ninguna otra bebida.
en largas charlas con nuestras amistades
¡Qué seríamos sin esas charlas interminables con nuestro grupo de amigos! Seguramente las mejores son las improvisadas. Las que surgen y se dilatan en la ‘quedada’ que menos nos esperamos. Pero todas ellas son increíbles y estimulantes. Y el vino nos suele acompañar en muchas de ellas. Sujetar una copa, alargar su sabor e intervenir o escuchar en conversaciones -sean más o menos interesantes o profundas- nos encanta. Porque nos hace partícipes, nos conecta con nuestro grupo.
en esos reencuentros inesperados
Casi de la mano de lo anterior, van los reencuentros inesperados. Esos momentos enológicos no previstos ni planeados que aparecen porque la suerte ha querido que nos volvamos a cruzar con personas que, de alguna manera, forman parte de nuestra vida. Compañeros de clase, amigos del trabajo, antiguos vecinos e incluso antiguas parejas.
Es agradable volver a ver a alguien con quien simpatizamos. Y, por qué no, es un buen momento para compartir una botella de vino.