Empecemos por destacar que, sin duda, el vino es un excelente maridaje para los asados y, por tanto, para las parrilladas que tanto hacemos en verano.
Hay que tener en cuenta que el vino nos va a permitir realzar el sabor de los alimentos, pero también equilibrarlos. Tengamos presente también que las parrilladas -donde es muy frecuente la carne contundente y las salsas intensas- pueden resultar un bocado complejo y hasta ‘pesado’, algo que un vino tinto como un syrah con cuerpo y acidez puede solucionar. Además, como ya hemos mencionado en otros posts de temática similar a este, los taninos del vino ayudan a limpiar el paladar y dejarlo listo para disfrutar de cada alimento, tanto si es del mismo tipo (variedad de carnes) como si es completamente distinto (pescados, verduras…).
Para pollo o cerdo, mejor un vino blanco
Empezamos con la carne, que al fin y al cabo es protagonista con más frecuencia que otro cualquier alimento en las parrilladas que solemos disfrutar. Y para carnes como el cerdo, podemos usar tanto vinos tintos jóvenes como vinos blancos con cuerpo y acidez, tales como un chardonnay.
También otras carnes ligeras, como el pollo o el pavo se maridan estupendamente con vinos blancos frescos y con acidez, como el citado monovarietal.
En cualquier caso es importante elegir un vino que complemente los sabores de la carne y que tenga una acidez y cuerpo adecuados para equilibrar la riqueza de la carne de nuestra parrillada de verano.
Verduras y hortalizas asadas, con espumoso dulce
Y vamos con otra opción muy extendida para hacer nuestras parrilladas de verano más saludables y dietéticas. Y es que las parrilladas de verduras necesitan de vinos jóvenes, frescos e incluso dulces, por supuesto siempre sin crianza.
Nuestras verduras preferidas con un asado en su punto armonizan perfectamente con un tinto joven. Y es que la intensidad de nuestro vino debe ser media, para no solapar el sabor de los alimentos de la huerta.
Si son hortalizas con sabores menos contundentes, más sencillos y ligeros, un vino espumoso es un acierto para sorprender a tu paladar.
Para el cordero, un vino con cuerpo
Sin duda el cordero tiene un sabor único y potente y aporta unos matices en boca que no dejan a nadie indiferente. Por eso es una carne que deleita mucho a unos y no gusta tanto a otros.
Así que nuestro consejo es maridar las parrilladas de cordero con vinos tintos con cuerpo medio o completo, como un merlot, cabernet sauvignon o, como no, un syrah.
Hay que tener en cuenta que los taninos propios de los vinos tintos pueden mejorar la digestión de carnes especialmente intensas como es el caso.