Lo de los tapones de vino es un tema de largo debate. Aunque, como está ocurriendo con muchas cuestiones del mundo de la enología, todo tiene su sitio y todo es válido si se ajusta a lo que el consumidor prefiere en cada momento. Si hablamos de tapones de vino, sabemos que el tapón de corcho y el de rosca son los más utilizados. Pero también es cada vez más frecuente encontrar en el sector tapones sintéticos (de silicona) e incluso de vidrio o cristal. También con chapa de metal, como nuestro Frizz de Campoameno.
Nos vamos a centrar en este post en dos de los que más debate han generado. Y decimos ‘han’ porque en realidad hoy día prácticamente todos los consumidores y las consumidoras entienden que el tapón es una cuestión que para nada afecta a la calidad del vino, si su uso se aplica correctamente. Hay una variedad de tapones de vino tan amplia como materiales para fabricarlos.
Y he ahí que hablamos del tapón de corcho y el tapón de rosca. Los tapones de vino seguramente más frecuentes en la actualidad.
Los tapones de vino de rosca
Sí, los tapones de rosca se han hecho un hueco importante en el sector del vino, sobre todo en países europeos como Reino Unido y Alemania.
¿Sus ventajas?
- Resultan más baratos de fabricar.
- Permiten diferentes niveles de permeabilidad.
- Permiten el desarrollo de aromas frutales en vinos jóvenes.
- Resultan más rápidos de abrir que los de corcho.
¿Sus inconvenientes?
No son recomendables para vinos que necesitan estar más de 12 meses en botella, al no favorecer el envejecimiento.
Los tapones de vino de corcho
¿Sabes cuándo y por qué empezó a usarse el corcho para las botellas de vino? Se cree que fueron los griegos los que en el siglo V a.C. empezaron a utilizar el corcho. Y en el siglo XVII, con el uso del vidrio en la fabricación de botellas, fue cuando el tapón de corcho se convirtió prácticamente en el cierre estándar de las botellas de vino.
Al margen del ritual que supone descorchar una botella de vino, el corcho permite la microoxigenación y eso es fabuloso para determinados vinos. Esas dosis mínimas de oxígeno que entran en la botella favorecen la reducción de los taninos y la astringencia y la eliminación de aromas no deseados.
¿Sus ventajas?
- Se adapta perfectamente a la botella, al ser un material ligero, elástico y comprimible.
- Es prácticamente impermeable y se desliza muy poco, lo que garantiza que el envase quede perfectamente cerrado.
- Se adhiere bien al vidrio, con lo que la botella queda bien sellada.
- Al ser un material inerte aísla bien el vino de los microorganismos del exterior de la botella.
¿Sus inconvenientes?
- El corcho requiere que la botella se conserve en posición horizontal.
- La aparición del tricloroanisol. Se trata de un molesto compuesto, resultado de los procesos metabólicos de algunos hongos que pueden estar presentes en el corcho. Eso es lo que provoca el desagradable sabor a corcho en algunos vinos.